Visitar Lugano es adentrarse en una ciudad que rebosa calma y poesía en todos sus rincones.
Su nombre proviene del latín ~lucus~ que significa ~bosque sagrado~.
A pesar de ser Suiza, el italiano es la primera lengua de uso junto con el dialecto tesinés. Es una sociedad de costumbres suizas pero muy italianizadas, evidentemente, la historia deja huellas per tutta la vita.
El lago de Lugano es, seguramente, la seña de identidad de la ciudad. Y la verdad, ¡ché bellezza di lago!
🙂
En verano está repleto de embarcaciones de todo tipo y la ciudad disfruta de un turismo, en muchos casos de gran lujo, para todos los gustos. Es normal que sea el tercer centro financiero más importante del país.
A pocos minutos de la ciudad se pueden realizar distintas rutas de montaña, una de las preferidas es el monte Bré, para los menos andarines existen teleféricos.
Si se dispone de coche merece la pena visitar la zona de Locarno, sin dejar pasar el pueblito de Ascona ¡semplicemente bellisimo!
Bellinzona te traslada, en un segundo, a un pasado medieval gracias a sus tres castillos declarados Patrimonio de la Humanidad. Es la capital cantonal.
Está claro que existen infinitas opciones y variantes, todo depende del tiempo que uno dedique a la zona y el enfoque vacacional.
Preparen los trípodes para inmortalizar atardeceres que hechizan el alma.
Aventuras de una guía de montaña 