Dicen que una de las mejores experiencias en terreno nevado es dirigir tu propia camada en tierras lejanas de toda civilización y, efectivamente, doy fe de ello.
😉
Sensaciones de todo tipo inundan tu ser…..libertad, adrenalina, sosiego, emoción, tensión y relajación vienen y van como copos de nieve…
Estamos en Laponia, donde todo cuenta, donde un fallo se paga.
Sentir que eres una parte tan minúscula es el valor principal para dar salida a todo, sea como sea…percibes que no puedes fallar…la camada no lo hará y merecen tu máximo esfuerzo.
Creo que cuando sientes tan dentro la llamada de la naturaleza es difícil poder llegar a una ciudad y pedir una burguer con queso, cuando en realidad sientes un deseo ardiente de aullar como un salvaje…
Regresar es el regalo.
Saciar la sed perruna de aventuras que vician.
Auuuuuuhh